Lo constata la nueva subida del desempleo en el mes de febrero pasado, en el que han vuelto a aumentar las personas que han perdido su trabajo.
Y es que el empleo no se crea a golpe de decretos leyes. Es necesario que se den las condiciones óptimas para que las empresas empiecen a crecer y por tanto necesiten aumentar sus plantillas.
Hay que promover el emprendimiento, pero dentro de unos cauces sensatos. No vale hacer que la gente se tire a la piscina, sin flotador, y con riesgo de que se ahogue. En la actualidad, con el consumo en los niveles tan bajos, es complicado iniciar cualquier proyecto empresarial- nunca fue fácil, por otro lado- ya que la amortización puede verse retardada sine die.
Por tanto, sería mucho más razonable que se implantaran políticas de formación, de apoyo a la innovación y sobre todo de impulso y dinamización del pequeño comercio y la pequeña empresa, en vez de una legislación que solo favorece a las grandes, que están pensando en el despido o en el concurso de acreedores.
Y sobre todo, que el gobierno invierta en I+D+I y en nuevas vías de negocio. Eso es mirar hacia el futuro. Lo otro es pan para hoy y hambre para mañana.