miércoles, 2 de enero de 2013

Ley de mecenazgo cultural: imprescindible.

El año 2012 se recordará como el año de los recortes presupuestarios en todas las actividades sociales: educación, sanidad, asistencia social y, también, en cultura.
Para muchos es fácil entender lo necesario que es tener una buena asistencia sanitaria o una buena educación, pero no ya tanto una cultura digna y de calidad. Craso error. La cultura es una de las actividades más necesarias para el ser humano, en su construcción como tal. Mens sana in corpore sano, que dirían los clásicos. A través de la cultura, de nuestro recorrido por ella, somos capaces de avanzar, de entender y de comprender mejor a uno mismo y a los demás.
Durante estos años anteriores, las administraciones públicas ha  tirado del carro de esta actividad, hasta que esta crisis económica también se la ha llevado por delante. ¿Qué hacer?. Pues pedir la colaboración de aquellas entidades que pueden hacerlo, la participación de empresas privadas a través de una ley de mecenazgo que facilite estas sinergias.
Esto no es de hoy, ni tan siquiera de ayer. La palabra mecenazgo proviene de  Caio Mecenas, rico ciudadano romano, amigo del poeta Virgilio y protector de las Artes y las Letras. También debemos de recordar que gracias al mecenazgo de ricas familias burguesas, como los Medicis, floreció una de las épocas más brillantes como fue el Renacimiento.
Actualmente, con la Ley de patrocinio y mecenazgo del 2002, existen unos beneficios fiscales de hasta un 35% de deducción en el impuesto de sociedades y un 25% en el IRPF para particulares, en los casos de inversión en financiación de actividades culturales. Lo que se le pide a la nueva ley no es llegar al caso de Estados Unidos, cuya desgravación es del 100%, sino el modelo francés, que permite un 70% de esta deducción.
Nosotros, desde Brenan Consultores, llevamos defendiendo desde hace tiempo la colaboración de las empresas, sean del tamaño que sean, en la realización de actividades culturales, revistiéndolas con un  plan de marketing y publicidad que convierte en innovadora la comunicación empresarial, a la vez que fomenta  la responsabilidad social corporativa. Pero la contraprestación debe ser atractiva.
Por eso, ahora es más necesaria que nunca una ley de mecenazgo que salvaguarde nuestras actividades culturales, el funcionamiento de nuestros museos y la conservación de nuestro patrimonio.

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